Mitos y Leyendas
Creencias sobre el encuentro de los ríos Orinoco y Caroní
Esta creencia se origina en la zona donde desemboca el Caroní en el Orinoco. Las aguas del río Caroní, de color azul oscuro, son perfectamente diferenciales de las del Orinoco que son de color marrón amarillento. Esta diferencia del color del agua persiste en el área frente a San Félix. Desde el punto de vista geográfico, es sólo el río Orinoco el que se observa, cargando consigo las aguas del Caroní, pero el común de las personas asume que el Caroní, no pierde su identidad por lo menos en esta zona.
Según la creencia, en un mismo punto el Caroní pasa frente a San Félix y el Orinoco frente a Los Barrancos de Fajardo, estado Monagas, población que se encuentran frente a la otra en riberas del Orinoco. En el municipio existe la creencia generalizada de que en el trecho que abarca San Félix ambos ríos corren por el mismo cauce.
Cuestión que ha sido oficializada a través de la denominación del evento deportivo Paso a Nado de los ríos Orinoco y Caroní, cuya meta de competencia se define en una línea recta que une ambas márgenes del Orinoco, cuando en realidad en este punto es el río Orinoco, el que en gloria y majestad, domina el paisaje.
Los Muertos de la Plaza Miranda
La historia nace después de la destrucción del antiguo cementerio de San Félix que estaba ubicada en el lugar donde ahora se encuentra la plaza Miranda. Los vecinos del secto dicen que han visto apariciones en ese lugar, y de hecho tienen temor de sentarse en esta plaza a las 12 de la noche, pues creen que es la hora en que los difuntos están presentes. La comunidad se identifica con esta historia pues nunca se olvidan que antes de la plaza existió un cementerio, demolido en 1979.
La historia nace después de la destrucción del antiguo cementerio de San Félix que estaba ubicada en el lugar donde ahora se encuentra la plaza Miranda. Los vecinos del secto dicen que han visto apariciones en ese lugar, y de hecho tienen temor de sentarse en esta plaza a las 12 de la noche, pues creen que es la hora en que los difuntos están presentes. La comunidad se identifica con esta historia pues nunca se olvidan que antes de la plaza existió un cementerio, demolido en 1979.
Superstición de las Tres Caídas
Para los guayaneses, caerse tres veces seguidas en una pista de baile es de mal agüero. Esto fue lo que le sucedió al general Manuel Castillo Cortiz en un suntuoso baile que se realizó en la Casa de las Doce Ventanas el 2 de marzo de 1880. El General se llevó una cuarta caída y, esta vez, a causa de los balazos que le diera un oficial de la guarnición local, quien fue ejecutado allí mismo.
Dieciocho años antes el prócer de la Independencia José Tomas Machado, dio origen a la superstición que pretende ver los espantos asomados por las ventanas. Desde entonces a esa edificación le dicen «la casa encantada». Se cree que al pasar por allí se sentían pasos aglomerados y confundidos, acompañados de sombras, el crujir de la madera y el batir de puertas y ventanas.
Negra Posí, Personaje de antaño de San Félix
La Negra Posí era una lavandera que los habitantes de San Félix veían pasar cotidianamente de regreso de sus labores en el río. Llevaba la ropa con equilibrio sorprendente sobre su cabeza. Era alta, muy erguida, en la cabeza solía ponerse una tela enrollada en forma de círculo para sostener la ponchera llena de ropa. Desafiante en actitud y en costumbres era conocida en el pueblo ya que solía vestirse con camisa y pantalón en una época en que las mujeres no utilizaban esta prenda.
En ocasiones usaba una bata de color claro y subía desde el río con el cuerpo mojado dejando traslucir sus delicadas e insinuantes formas. Además fumaba y esta actitud alarmaba a las amas de casa pues no era común ver a una mujer recostarse en una pared con un cigarro.
Negro Felipe Tela, leyenda
La historia del Negro Felipe Tela nos llega por una recopilación realizada por la Coordinación de Investigación del Ateneo Casa de la Cultura Héctor Guillermo Villalobos entre los vecinos fundadores de San Félix y sus barrios más antiguos como La Unidad y El Roble. De esta recopilación es producto la elaboración de un muñeco de trapo y tusa que representa al personaje.
Por la calle Zoilo Vidal se veía pasar a un señor llamado el Negro Felipe Tela. Tan sólo nombrarlo era como una especie de conjuro para que todos los niños corrieran a esconderse en sus casas. Las madres aplacaban a los muchachos diciéndoles pórtate bien porque Felipe Tela te va a llevar.
Este personaje era un vendedor de agua a domicilio. Se le recuerda siempre encorvado por el peso de las latas de agua, sostenidas en los extremos de un fuerte palo, el cual pasaba entre el cuello y la espalda.
La Esquina Caliente
Cuando comenzó la consolidación de lo que hoy es el sector Unare II, lo que ahora se conoce como la esquina caliente fue el lugar donde se desarrollaba gran movimiento de personas y de algunos comercios, algunos de ellos aún se conservan. Originalmente, se hacía referencia a una esquina en particular, en la que se encontraba una lavandería, posteriormente el nombre hacía referencia a las cuatro esquinas del sector. Este lugar se reconoce como uno de los primeros sitios donde se construyeron casas.
Su origen se remonta a los años 60 del siglo pasado. Alrededor de esta esquina se han levantado nuevos tipos y formas de comercio que van desde los establecidos hasta las personas que trabajan en la economía informal. La comunidad sigue utilizándola como punto de referencia y de encuentro de amigos y familiares. Se caracteriza por estar conformado por cuatro esquinas en la intersección de las avenidas 03 Norte-Sur y avenida 02 por donde transita la mayoría de los vehículos dedicados al transporte público.
Lo que se conoce como avenida Norte- Sur tiene dos canales separados por una jardinería de alrededor de 3 metros de ancho. Más que una construcción específica, lo se conoce como esquina caliente hace referencia a una idea de espacio social que maneja y orienta a la comunidad. En torno a este lugar se tejen diversas historias que forman lo que es la memoria viva de Ciudad Guayana.
Monstruo de las Siete Cabezas
Relato antiguo según el cual la Piedra del Medio, ubicada en la angostura del río Orinoco estaba sostenida sobre una gigantesca serpiente de siete cabezas. Se dice que cada una de las cabezas del monstruo reposa en un punto estratégico del Casco Histórico de Ciudad Bolívar.
A las cabezas les eran atribuidas siete muertes misteriosas que solían ocurrir algunas noches en diferentes sitios de la ciudad, a la misma hora y bajo las mismas circunstancias. En ese tiempo los antiguos pobladores daban por cierta esta leyenda.
Otros contaban que son siete túneles construidos en diferentes lugares, que aprovechaban los realistas para matar a los rebeldes, luego ellos mismos se encargaban de correr el rumor y atribuir los asesinatos al Monstruo de las Siete Cabezas. (Aunque el mito no es de Ciudad Guayana, mucho se ha contado por acá).
La sirena de Caris:
Los pescadores de Ciudad Bolívar han reportado numerosos avistamientos de una criatura mitad humano, mitad pez que nada en las profundidades del río Orinoco. A veces coopera con los pescadores mostrándoles los sitios en donde pueden hallar fácilmente cardúmenes, pero en otras ocasiones se enfada por lo que considera intromisiones en su hábitat y es entonces que golpea las canoas y embarcaciones de los hombres y espanta la pesca. No parece ser más agresiva que en lo que a ello respecta. Incluimos esta leyenda en el apartado dedicado a Guayana ya que la sirena ha sido vista nadando río abajo hacia Ciudad Guayana, en donde aparentemente tiene misteriosos asuntos que atender.
El fantasma de la calle Palermo:
Sita en el barrio de Los Olivos, la calle Palermo es famosa a causa de un reconocido fantasma que recorre el lugar a diestra y siniestra, y hasta se atreve a espantar a los automovilistas pidiéndoles que lo lleven a dar un paseo. Poco o nada se sabe del origen de este espectro, aunque algunas fuentes señalan que se trató de una venganza fallida, en la que un grupo de sicarios confundió a la víctima de un ajuste de cuentas con otra persona que nada tenía que ver con el asunto.
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